viernes, 26 de noviembre de 2010

Penetración sacrílega.



Si, todo esta muy claro. Ya estaba todo armado.



Ahi estaba tirada, atada, inmovilizada.....y con los ojos vendados. Yacía en aquel negro altar el cuerpo de una mujer subordinada por los hábitos religiosos, una monja, una mujer de fe. Yo siempre habia querido sentir y gozar de una carne pura, sumida en la abstinencia y el sacrificio, que nunca había sido contaminada. Quería que pasara de la pureza de la "salvación", a la pureza de la perversión.



Había un cuerpo vivo que me pedía ser contaminado, podrido, invadido sexualmente. No podía mas.



Me acerce.....le quité la venda de los ojos y me miro aterrada. Sus ojos claros resaltaban en aquel rostro pálido por la desesperación. Con lagrimas en sus mejillas, claramente al borde de un ataque de nervios, me pedía que la libere, que la soltara, me imploraba piedad, misericordia... Valores que ella sabía claramente que no compartía y que aborrecía profundamente. Había notado el satanismo que envolvía mis actividades criminales, y creía erróneamente que no era consciente de mis propias acciones, que estaba siendo comandado por fuerzas que van mas alla de lo terrenal. Esa idea me excitaba mas y mas. Podía percibir su temor.



Comencé a esparcir tierra por su cara. Sí, tierra negra como mi pene, como la misa que estabamos practicando. Su frente, sus mejillas,su nariz, cada centimetro de su hermoso rostro estaba cubierto por una capa de tierra. No le gustaba, pero era necesario. Una vez que comenzara a degustar de los placeres carnales, iba a dejar de sufrir, iba a saborear el placer sacrilego, el verdadero placer.



Arranqué rabiosamente sus vestiduras religiosas, teniendo acceso directo a su carne, su caliente y blanca carne, esperando ser penetrada satánicamente. Comencé a lamer sus piernas, a acariciar su clítoris. Apreté sus pechos.



Con violencia comencé a penetrar su vagina, mientras que con ira esparcia mas tierra sobre su abdomen. Seguí penetrándola, pero ahora lamia su cuerpo negro por la tierra.


En medio de aquella locura, quité las cadenas que la amarraban al altar. Apenas sucedió esto, me abrazó y comenzó a besarme desesperadamente. La estaba encantando aquel tipo de placer. La tiré al piso con fuerza. Até sus manos con una cuerda. Luego la tomé del pelo y me dedique a estrellar su cara contra los frios ladrillos de la pared. Cada golpe iba acompañado por un grito. Pero no era un grito de dolor, sino de placer. Su tabique se había roto con el primer choque, y ahora una capa de sangre y tierra cubría la mitad inferior de su angelical carita.


Introduje después mi pene en su boca, quedando lubricado por la espesa mezcla de tierra y sangre descripta en el párrafo anterior.Si, me encantaba someter a ese cuerpo que sufría su primera violacion, que nunca antes habia sido presa de la lujuria y del sufrimiento al mismo tiempo.


Al cabo de unos minutos de aquella práctica, acabé sobre su sucia frente.


Ahora me disponía a atarla contra al pared. En su tabique partido inyecté una sustancia de color grisáceo, mientras rozaba su clítoris con una navaja suiza. Luego de unos segundos, comenzó a vomitar, siendo ésto la antesala del momento mas placentero del ritual. El vómito dejó de fluir, dando lugar a una gran cantidad líquida de materia fecal acompañada de un olor indescriptiblemente fuerte. Si, desesperadamente besé su cuello bañado por la diarrea bucal, mientras que con la navaja suiza cortaba los labios vaginales. La diarrea continuaba fluyendo de su boca. Luego corté con cólera satanista el clitoris, dejando mi elemento cortante bañado de su sangre vaginal.


La caquita ahora llegaba hasta sus pechos, mezclada con la tierra esparacida anteriormente. No podía gritar por el chorro continuo de mierda que proliferaba, pero si hubiera podido me hubiera pedido mas. De solo observar aquel espectáculo religioso, eyaculé nuevamente. Pero esta vez sobre su pierna derecha.



El ritual ya estaba listo, su cuerpo ahora habia dejado de ser puro. Solo faltaba el paso final. Había que terminar con todo, su alma ahora sería sumergida en los placeres mas aberrantes del infierno, en los deseos lujuriosos enjaulados en el pecado mortal y el sacrilegio, que lo hacía todo mucho mas delicioso.


La navaja suiza atraveso lateralmente el cuello cagado provocando una hemorragia intensa....Su nariz destrozada y su traquea cortada me fascinabanan...la abracé y dejé que los últimos mililitros de materia fecal cayeran sobre mi hombro izquiero, mientras su vida se apagaba. La desaté de la pared y me acoste con ella. Hubo un leve manoseo a su cadaver hasta que me quedé dormido. La abracé fuertemente. Su hermosa podredumbre me hizo entrar en un sueño profundo.

domingo, 3 de octubre de 2010

Acosado por las llamas.



Su vagina estaba cortada. Esuchaba atentamente su respiración agitada y sus leves suspiros de dolor. Abrí sus piernas. Comencé a succionar su vagina sangrante. Mi lengua acariciaba los cortes y mis labios succionaban las ensangrentadas paredes vaginales. Pequeños chorros de sangre emanan de su cavidad vaginal. Ella lloraba desconsoladamente. No podía entender porque le estaba haciendo algo asi.



Me bajé los pantalones.....me pene estaba completamente erguido. Tenía que fortalecer nuestro vínculo, purificarlo....



Tomé con mucha excitacion una navaja...y con rabia corté profundamente la punta de mi pene. Grité, como nunca había gritado antes....pero no de dolor, sino de placer. Instantáneamente comencé a eyacular sangre, que caía sobre sus piernas.



Segundos después, introduje me pene ensangrentado en su vagina llena de sangre. Ella gritó al mismo tiempo que yo. El dolor era inaguantable. Sentía como mi sangre se mezclaba con la suya. Un pequeño flujo de sangre corría dentro de su vagina, combinándose con su hemorragia interna. El dolor nos estaba uniendo, nos estaba haciendo inseparables, estaba haciendo nuestro amor mucho mas sincero, fuerte y vigoroso.



Seguí penetrándola con fuerza, mientras el dolor se hacia cada vez mas grande. En un momento me acosté arriba de ella y segui penetrándola. Mientras los dos sufríamos terriblemente debido a nuestros respectivos cortes, la besé...Lamí su cuello....subi hasta su oreja....le dije, entre suspiros de dolor y placer: "Cuanto esperé este momento...no podés imaginarte como deseo tu cuerpo, su pelo, tu carne...Sufrir juntos es la clave del éxtasis".



Saqué mi pene con fuerza, dejando caer unas cuantas gotas de sangre sobre su abdomen. Me levanté y coloque un vendaje precario en mi pene, solo para detener momentáneamente el sangrado. En cambio, la vagina había dejado de sangrar....Estaba completamente humeda.....Pero no estaba humeda de placer, sino de dolor. Ella había estado todo el tiempo atada a un altar negro mediante fuertes cadenas. Me acerqué hasta su cara....Con una mano la agarré fuertemente del pelo y puse mi pene vendado en su boca. Noté que ella dejo que penetrara su boca sin ninguna resistencia, lo que me excitó aún mas. Empecé a meterlo fuerte y rápidamente en su boca, mientras con la mano derecha le tiraba del pelo de la frente...Con la otra mano tomé una picana eléctrica y me dediqué a golpear salvajemente su cuerpo a la altura del abdomen.....Cada golpe con la picana, cada vez que mi pene entraba y salía de su boca, cada gemido de desesperación de ella era para mi una sensación única, preciosa, excelentemente excitante.




De repente, sentí como ella sacó con su lengua el vendaje, lo que hizo que la herida se abriera...Comencé a sangrar dentro de su boca, a eyacular sangre dentro de ella...Sabía que lo había hecho a proposito, que quería mas sangre mía....Por eso seguí penetrandola mientras la sangre se esparcia por su boca...Si...estaba tragando mi sangre...le encantaba...Continué golpandola con la picana, pero esta vez mucho mas violentamente que antes, ya que estaba mucho mas excitado.....Mientras perdía sangre, ganaba placer...





Retiré mi pene de su cavidad bucal y dejé que unas gotitas de sangre cayeran sobre sus labios. Tapé nuevamente la herida para detener la hemorragia y besé su boca ensangrentada. Acaricié su cuerpo lleno de moretones...la amaba mas que nunca....La besé...le dije que el Señor estaba orgulloso...que ahora estabamos unidos para siempre por un vínculo, un vínculo sanguíneo.







Ya había compartido mi sangre con ella, ya había hecho uso de mi cuerpo....Ahora tenía que desacerme de ella..Y desacerme de mi..Tomé un bidon y comencé a mojarla con el liquido que tenia en su interior....Retiré las cadenas. Ella, comletamente mojada, se tiró arriba mio y comenzó a besarme, como si fuera la última vez, mojandome mi tambien...En ese instante, tome el encendedor...lo prendí y lo coloqué sobre su pierna, haciendo que nuestros cuerpos se prendieran fuego, que se quemaran intensamente por el ardor de nuestra macabra pasión, de nuestro tortuoso amor.



El líquido era querosén. Al cabo de unos minutos de gritar como nunca antes lo habíamos hecho antes, fallecimos...enamorados....quemados....con nuestros genitales profundamente cortados, cortados por el amor y la pasión.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Genital en mal estado. Mas de lo mismo.


Miraba y miraba....Era fantástico. Él todavía estaba dormido. Había preparado todo mientras dormía. Estaba atado a la camilla, no podía mover ninguna extremidad. Ni siquiera la cabeza. Las manos estaban atadas de manera tal que ambas estaban bien abiertas. Eso era necesario para lo que haría despues de divertirme con sus genitales.



La verdad es que nunca me había excitado con otro hombre, pero en este contexto, una profunda atracción hacia aquel hombre me dominaba. Me acerqué, desnudo. Comencé a tocar su pene. Lo acariciaba, lo amasaba...Pero eso no me excitaba. Era lo que estaba por realizar lo que tanto me estimulaba. Apenas toqué aquel hermoso pene, despertó.



Ignoré completamente sus gritos, aunque en realidad me calentaban mas. A mi lado tenía una caja con habanos. Prendí uno. Sentí el rico olor del tabaco. Lo probé. Era delicioso, eran los indicados para llevar a cabo mi plan.



Con una mano coloqué el pene en posición perpendicular a la camilla y con la otra coloqué el habano sobre el tronco peneano, provocando una quemadura. Ejercí presión con el habano hasta que se apagó, dejano una bella marca sobre su delicioso genital. Era la marca del infierno. Prendí otro habano y procedí de la misma manera. Sus gritos eran insoportables. Exigía, entre quemadura y quemadura, piedad. Algo que no estaba dispuesto a otorgar. Antes tenía que ver si era digno de mi sangre. Luego de realizar este procedimiento 4 ó 5, solté el pene ampollado y quemado.



Agarré un martillo y me acerqué a su mano izquierda. Podía percibir su miedo, su dolor, su angustia, su martirio. Eso me enloquecía. Pero esto recién empezaba. Violentamente comencé a romper los huesos de su mano con el martillo. Cada martillazo iba acompañado por un profundo grito de dolor. Ahora lloraba.




Continué, ahora con su mano derecha....Fracturé con placer cada una de sus falanges.....Luego desaté sus muñecas....no podía mover sus manos, reducidas a pequeños fragmentos óseos cubiertos por piel.



Miré otra vez su pene y esta vez la tentación fue muy fuerte. No pude aguantar mas y comencé a chuparselo. El sabor de aquella piel peneana quemada era increible, nunca había probado otra cosa así. Me encantó. Estuve así unos minutos hasta que me detuve para seguir con el plan. No desviarme demasiado. Tomé una paloma muerta y se la coloqué en su ano. Después, tomé una pinza de metal y con ella se fracturé el tabique de la nariz, desencadenando una hermosa caratara de sangre que caía por aquellos labios tan masculinos. Comencé a besarlo....Tenía que probar esa sangre! Le comí con violencia y con pasió aquellos labios ensangretados. Se resistía, pero estaba muy bien atado.



Tomé un frasco, lo destapé y vertí el liquido amarillo sobre su pecho. Lo esparcí con mis manos. El olor que tenía era muy desagradable. Le expliqué con paciencia y amor que aquello era orina que me había suministrado un trabesti amigo mio que me atendía todos los viernes a la noche. Luego me acosté encima de él, sobre aquella superficie lubricada.....Mi pecho ahora tambien estaba mojado por la orina...Lo besé otra vez, pero esta vez una rato largo....la sangre de sus labios todavía estaba fresca, aunque ya no brotaba sangre de su nariz. Descubré, con mucho placer, que a el le estaba gustando. Me estaba volviendo loco. Froté mi pija con su pene todo quemado y podrido...Era hermoso. Me levanté, enojado y retirando la paloma de su ano, comencé a penetrarlo violentamente. Acabé a los 5 minutos......Estaba muy excitado..






Me senté arriba de él con un cuchillo de cocina. Realicé un profundo corte en una de mis venas. La sangre empezó a correr...el dolor era inaguantable. Me estaba uniendo con su dolor. Pese al dolor, y con mucho esfuerzo, esparcí mi sangre por su cuellos, sus labio y parte de su pecho que con la orina se había creado un líquido delicioso. Me acosté encima de él, lo abracé y me quedé esperando a la muerte mientras sangraba.





Al cabo de unos minutos fallecí. Él quedó ahi tirado, con mi cadaver encima. No podía desatarse, no podía moverse...estaba condenado a quedarse abajo de mi cagaver hasta que muriera......A los 4 días llegó el tan esperado final para el.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Despreciado en el fondo.



Hola. Estoy sacadísimo. Necesito sacarme toda esta carga de emociones mezcladas de encima. Los invito a contemplar un relato que va a excitar sus genitales. Quiero que se toquen y que se metan pasas de uva en el orificio anal.



Había llegado por fin al lugar para estar a solas con aquel cadaver tan bello. Ya no me alcanzaba con la masturbación, necesitaba tocarla, acariciarla, quedar ligado por siempre a su áspera y pálida piel. Pero cuando ya tenía todo preparado en el sótano algo salió mal. Alquien se me había adelantado, y usó aquel lugar en su provecho, provocando mi colapso mental y sexual.



La difunta mujer había muerto unos meses antes por una enfermedad terminal, por lo que su cadaver no tenía lesiones, ni deformidades, ni contusiones. Era perfecto para hacer el amor.







Cuando ingresé, me desvestí rápidamente. Mi pene, naturalmente, estaba completamente erguido. Mis testículos estaban cargados de semen esperando ser esparcido por aquellas mortuorias supercies femeninas.


Había dejado la puerta abierta, ya que en aquella construcción llevaba años abandonada. No había ninguna llave. Cuando estaba a menos de un metro del cuerpo que me ayudaría a alcanzar el mayor gozo sexual, la puerta se cerró violentamente. Y sin darme tiempo a contestar, un fuerte golpe se incrustó dejandome al instante inconsciente.





Desperté, sin saber cuanto tiemop había pasado....Mis dos muñecas estaban atadas a dos cadenas que me mantenían inmóvil junto a la fría pared de cemento. Estaba completamente desnudo. Ella estaba adelante mío, tambien desnuda, con un frasco entre sus manos. Era rubia. Perfecta. Sin decir una palabra se arrodillo y comenzó a mirar detenidamente mi pene, que todavia estaba erecto. Lo manoseó unos instantes....Mientras tanto, yo le gritaba que me dijera quien era y que me de alguna explicacion..pero ella respondía con una sonrisa...



2 de sus dedos de la mano derecha se metieron en su propia boca, llegando hasta el fondo....comenzó a toser, hasta que sus dedos se retiraron rápidamente de su boca, seguidos por un gran chorro de vómito que se acumuló en el resipiente.



Lubricaba mi pene con aquel vómito...estaba caliente...al principio dolía, pero luego se sintió muy agradable...Tenía un olor muy intenso, y llegaba a divisar restor de comida entre el flujo esparcido por la punta peneana. Inmediatamente despues comenzó a chuparla...agregando su saliva a la lubricacion de mi pene. Mientras hacía esto, uno de sus increibles dedos jugaba con mi ano....




Era fantástico....Me temblaban las piernas y las manos. En un momento, mi excitación era tal que las cadenas se rompieron. Ella se sobresaltó y la agarré del pelo fuertemente, introduciendo mi pene en su boca con violencia. Entraba y salía, ahora por mi propia voluntad...Luego la introduje mas adentro hasta llegar a las cercanías de sus amigdalas haciendo que vomitara otra vez. Sus labios largaban mas de aquel delicioso vómito que corría por mi pene y colgaba de mis piernas.



Ella no se resistía...lo que me enfureció...y, cansado de su negligencia como víctima, retiré mi pito de su cavidad bucal y le incrusté un rodillazo en su nariz, provocando instantáneamente flujo de sangre. LLeno de cólera, le grité: "que te pasa pelotuda, hacé algo.....No ves que te estoy violando?!"




La tiré al piso, le abrí las piernas...intentó cerrarlas, pero insistí...Y con una navaja (que no se sabe de donde salió) empecé a cortarle el ano....Profundos cortes proliferaban de aquel conducto anal...Ahora podía lamer la deliciosa sangre...Siempre supe que la sangre del ano tiene un sabor especial. Es sangre con aroma materia fecal, lo que hace que sea excelente. Nunca antes había degustado así unos cortes. Ella gritaba, pero no de dolor, sino de placer. Me paré y le patié la cabeza...Ahora lloraba. Pero quería mas. La acoste en el piso con mi pierna, y con le pie derecho le pise el cuello. Comencé a ejercer presión...Se asfixiaba, el aire ya no podía pasar.



Retiré el pie...No quería matarla de esa forma...Con la misma navaja hice con mucha furia un corte en su garganta, lo que provoco que una cantidad inmensa de sangre invadiera el frío suelo de piedra.



Desangrandose, la agarré fuertemente de los brazos para inmovilizarla, y la penetré...una y otra vez....Gritaba, pedía ayuda, pedía misericordia....El corte y las penetraciones eran un martirio para ella...Lentamente, los gritos y el llanto fueron disminuyendo hasta que falleció.





Ahora tenía un cuerpo muerto, todavía caliente, para poder amar. La besé, la acaricié, la mordí....Ella no podía responder, porque ya estaba muerta. Me encargué de poner mi semen en su ano muerto y ensangrentado....La abracé, le dije cuanto la amaba...cuanto adoraba su muerto...Su corte en el cuello era hermoso....




Me paré.....Y tomé unas pastillas que había traído especialmente para ese momento (aunque no para usar con ese cadaver)...Al cabo de unos minutos, me senté sobre su cabeza, poniendo mi ano cerca de su boca..Mi estómago empezó a arder...Hasta que materia fecal salio de mi hermoso ano....Si, caca líquida salia y caía en la cara de la hermosa y fallecido mujer que había sido violada y mutilada....Cuando termine (dejando un charcho grande de mierda semilíquida) me acosté con ella. La abracé....Le dije cuanto la amaba...y me quedé dormido con ella...tomando una de sus manos sin vida.


jueves, 5 de agosto de 2010

Acosada en la cripa. Diarrea esparcida.



Estaba acostada masturbándose. Estaba tranquila, sola, completamente desnuda. Gozaba como nunca de la masturbación porque no lo estaba haciendo en un lugar convencional. Lo realizaba en el sótano de una casa abandonada, atada a un altar con un pentagrama rojo dibujado en la pared. Había alquilado previamente la casa solo para llevar a cabo su lujuriosa fantasía. Pero no estaba sola. Había sido vilmente engañada.



Cuando estaba a punto de llegar al orgasmo, dos figuras encapuchadas entraron en la escena. Al principio no fueron percibidas por nuestra amiga, pero cuando finalmente se percató de su presencia, se atemorizó. Dejo enseguida de tocarse, y con una expresión de miedo y de fastidio, exclamó con un cierto grado de violencia: “Que hacen acá? No se dan cuenta que estoy ocupada, pelotudos?”. La mujer estaba encadenada al altar, lo que facilitó considerablemente el accionar de los misteriosos hombres al dejar las llaves de dichas cadenas fuera de su alcance.



Uno de ellos abrió sus piernas y con fuerza las mantenía abiertas, mientras que el otro personaje sacó de uno de los bolsillos de su túnica un cuchillo. Se aproximó a su cavidad vaginal, y con violencia, comenzó a penetrar la vagina con el cuchillo. A medida que el cuchillo entraba y salía con vehemencia, sus genitales se inundaron de sangre. La sangre proliferaba a la par de los gritos de la pobre mujer. Cuando una buena cantidad de sangre se acumuló alrededor de aquel bello orificio, se detuvo la filosa penetración.



Luego, la otra persona (la que mantenía las piernas abiertas), separó sus brazos y comenzó a besarla a la fuerza. Mientras hacia esto, su compañero produjo un corte en cada axila y succionó con locura sus pechos. Lo que venían haciendo era parte de un antiguo ritual, cuyo producto luego sería fuente de importantes investigaciones biológicas. Lo que surgiría del martirio de esta muchacha sería vendido en millones de dólares a uno de los laboratorios mas importantes del mundo.




Después de eso, uno de los hombres colocó un tubo de plástico con un líquido azul en su ano. Después de unos segundos lo retiró. Inmediatamente comenzó a proliferar rápidamente materia fecal de la cavidad anal. Una gran cantidad de soretes en estado líquido-cremoso salían de hermoso ano. Le acababan de practicar un enema. El individuo que había introducido el tubo se apresuró y comenzó a esparcir por su cara toda la mierda que salía del ano femenino. Su boca, sus mejillas, sus párpados, su nariz y su frente ahora estaban cubiertas por materia fecal. Cuando terminó de hacer esto, forzó a la mujer a besarlo, quedando también su cara manchada con mierda. Mientras pasaba esto, la otra persona estaba desnuda masturbándose.



Luego, el autor del enema juntó con sus manos otra porción de caquita (había salido una buena cantidad) y con ella se lubricó su pene que ya estaba completamente erecto. Acto seguido, introdujo su pene de color marrón en la boca de la mujer. Entraba y salía, obligando a la chica a que probara sus propia caca. Pero hubo un momento en que la chica no resistió mas y mordió con furia la punta del pene. El hombre lo retiró con una profunda exclamación de dolor. La sangre goteaba del glande. Histérico, comenzó a gritar “que hiciste hija de puta, que hiciste!”. Él era muy orgulloso para protegerse el pene.



Lleno de furia, introdujo su lastimada pija en uno de los agujeros de la nariz y con una mano tapó el otro orificio nasal. Con al otra mano tapó su boca. La muchacha ahora no podía respirar. Se asfixiaba, su vida se apagaba.......



Al cabo de unos breves instantes, que para los dos hombre fueron interminables, la mujer falleció.




Pero el asesino comenzó a marearse inmediatamente después de la nefasta muerte, y al cabo de unos segundos cayó inconsciente en el piso. Su compañero se quedó mirando, pálido y con una expresión en su rostro de profundo terror.

En breve, vendrá la continuación del relato.

miércoles, 28 de julio de 2010

Se pudrió el organismo.


Estaba ahí. Estaba sola, atada, inmóvil y desnuda. Podía ver sus maravilloso cuerpo. Sus pechos eran deliciosos, sus piernas hermosas y su pequeña vagina me enloquecía.

Ella miraba asustada para todos lados. Decidí salir de mis escondite y mostrarme frente a ella. Sus ojos asustados se clavaron en mi. Yo tenía puesta una máscara, ya que no tenía lasa gallas suficientes como para mostrar mi rostro. Me conocía y no quería arruinar el clima de terror que había creado. Sus pupilas asustadas se clavaron en mi rostro escondido, asustándome profundamente. Pero los deseos lujuriosos eran mucho mas fuertes. Siempre la había deseado. Siempre había querido disponer de su cuerpo, de sus senos, de su ano, etc.

Todo estaba listo. Logré anestesiarla con una droga especialmente preparada para ello. No quería que sufra. Agarré el látigo y comencé a flagelarla. Cortes proliferaban en sus piernas, en sus brazos, en sus pechos, en su estomago. Su cuerpo ahora tenía un aspecto rojizo por las múltiples heridas producidas por el látigo. Pero ella no había sufrido nada debido a la fuerte droga que le había suministrado.

Cuando terminé la desperté violentamente. Ella comenzó a gritar de dolor y de pánico al ver su cuerpo cubierto de sangre. Entonces la agarré de los brazos y comencé a besarla. La besé de una manera que nunca jamás olvidaría. Descubrí, con un inmenso placer, que aquel beso violento la había excitado. Comencé a toquetear sus senos, rojos por la sangre. Los besé, los mordí los apreté. Ella gemía de placer. Le encataba. Separé sus piernas y comencé a penetrarla. Su vagina estaba caliente y lastimada. Me estaba volviendo loco. Me exigía que la penetrara mas violentamente.


Entonces paré y le introduje un pequeño tubo en la boca hasta tocar su garganta, lo que produjo que instantáneamente comenzara a vomitar. En ese momento puse mi boca sobre la de ella y empecé a succionar su vómito. No solo la estaba violando, sino que estaba compartiendo conmigo su sangre y su vomito. Nuestras bocas repletas de su delicioso vómito no se despegaban, se besaban, se comían, se disfrutaban. Mientras tanto, no podía dejar de penetrar su vagina con mi pene lubricado por su sangre.

Después de unos minutos eyaculé, bañando su cavidad vaginal con mi semen. Volví a drogarla, dejándola otra vez dormida. Coloqué vendajes en sus cortes, la desaté y la acosté al lado mío en un altar precisamente preparado. Comencé a acariciar su vagina hasta que me quedé dormido.

jueves, 15 de julio de 2010

Sin cuerpo.



Aquella persona tenía un enfermedad mortal, terminal que lo estaba consumiendo cada vez mas. Con el paso del tiempo su salud se deterioraba mientras su cuerpo se pudría a pasos agigantados. Pero de la noche a la mañana se salvó, se curó. Y a partir de entonces comenzó a recobrar la juventud y la vitalidad que había perdido. Médicos, científicos y especialistas los analizaban sin poder comprender la naturaleza de aquella inesperada recuperación de una enfermedad de la cual muy pocos sobreviven. Y aquellos que lo logran, sufren secuelas de por vida, siendo muy frecuente algún tipo de desequilibrio mental irreversible. Pero no era el caso de Oscar.



A diferencia de los médicos y especialistas, él sabía muy bien como había escapado a aquel martirio patológico. Pero nunca lo diría. No podía decirlo. Estaba comprometida su salud y los beneficios encarnados en su alma. Solo en sus memorias aparece la tarea llevada acabo para huir de la muerte (al menos temporalmente).



Era una noche fría y llovía a cántaros. Estaba arrodillado en una especie de patio trasero de una iglesia católica en medio de un círculo formado por 5 personas encapuchadas. No conocía a ninguna de ellas. Cada una estaba en una punta de un pentagrama rojo dibujado en el piso. Oscar estaba arrodillado en el centro. Junto con él había tres cerdos muertos y abiertos. Podía ver claramente todos sus órganos ya fallecidos y pálidos. Las personas encapuchadas comenzaron a recitar una especie de poema en una lengua extraña y desconocida para el protagonista. Al finalizar, le ordenaron que prosiguiera con lo que le habían ordenado para poder neutralizar la enfermedad que lo abatía.



Oscar estaba volando de fiebre. La lluvia y el frío no lo favorecían. Estaba mareado y su vista era borrosa. Se estaba jugando su última carta, era su única esperanza de detener la ya avanzada enfermedad. Con un esfuerzo grande se metió los dedos en la boca hasta llegar sus amígdalas, vomitando instantáneamente sobre el cerdo descuartizado. Entonces prosiguió a masticar y tragar violentamente todos sus órganos vomitados, fríos y flácidos. Era asqueroso, pero por alguna turbia razón el encantaba. Luego de varios mordiscos y con su propio vómito colgando de sus labios, le ordenaron que se detuviera y que se desnudara. Se acostó en el pentagrama y las figuras colocadas en sus puntas le arrojaron un polvo gris. Una de ellas, de sexo masculino, orinó sobre sus senos. Luego comenzaron a recitar mas versos en aquella lengua extraña y algo increíble sucedió.



Oscar comenzó a prenderse fuego, pero el no podía moverse ni rodar para apagarlo. Estaba paralizado. Era un fuego blanco que lo envolvía pero no lo quemaba. Sintió como las llamas estrangulaban su pene y se adentraban en su ano, provocándole un dolor intenso. Era de tal magnitud el dolor que perdió el conocimiento. Mientras estuvo desmayado tuvo un sueño desgarrador.



Él estaba atado a un suelo de cemento. Encima de él caían cadáveres de niños desnutridos. Era una especie de pozo pequeño. Cada vez mas niños muertos caían sobre él ejerciendo una presión cada vez mayor sobre su cuerpo. Era tan real, que comenzó a asfixiarse con el olor de la carne podrida por la muerte. No aguantaba mas, no podía moverse. Escuchaba como las palas en la superficie adicionaban mas y mas cadáveres al pozo.



Despertó. Seguía acostado en el patio. Pero ya no había fuego y había parado de llover. Una mujer le estaba succionando los pechos mientras le introducía uno de sus dedos en el ano. Tenía materia fecal en su cuello, pero no sabía si era de él de otra persona. Pero eso no le preocupaba. Era parte del plan. Entonces le inyectaron una jeringa en el brazo izquierdo, durmiéndolo otra vez. Sentíase muy débil.



Despertó cuando ya había amanecido. Estaba en su habitación, completamente limpio y tapado. Se sentía fuerte y sano. Había resultado el plan. No sentía nada por dentro. Estaba vació de emociones y sentimientos. Se había desecho de su alma. La había entregado a cambio de salud, fortaleza y vitalidad. Había logrado su objetivo.

Sexualmente impedido.



Siempre en semanas de parciales/exámenes escapan de sus calabozos aquellos oscuros y malaventurados recuerdos que acuden en forma de fantasmas a patotear mi frágil mente. Esta vez no fue la excepción. Ante mis pupilas acaban de posarse aquellas imágenes de una anécdota particular que fue dramática para mi arruinada existencia. Y tiene que ver con el sexo.

Como había comentado en otro thread, hace poco mas de un mes tuve mi primera relación sexual. Pero ahora he venido a expresar un intento de debut que tuve en el 2006, que lamentablemente fracasó. En ese entonces estaba en 3 año de secundaria. Había conocido a una chica de 5 año que tenía fama de ser sexualmente precoz y se sentia muy atraida por los varones menores a ella. Le excitaban mucho los chicos que nunca la habian puesto y que se mataban a pajas, como yo. Me empezo a hablar en los recreos y un dia me propuso debutar sexualmente con ella. Quería ser mi maestra sexual.

Yo accedi, feliz de la vida, y fuimos esa misma tarde a su casa. Me dijo que me acostara en la cama. Ella se desvistio rapidamente y me saco furiosamente la ropa.

Estaba loco y con el pito parado. Me acaricio los testiculos y me los beso.

Pero en ese momento, cuando estaba a punto de consumar el acto sexual con aquella mujer tan bella de senos grandes y una vagina peluda, hubo un vuelco de 180 grados en el curso de los acontecimientos.

Ella se para, abre la puerta del placard, y sale de ahi una chica gorda y con brazos bien grandes (no se como mierda se metio en ese placard, era 3 veces mas chico que ella). Yo, desconcertado por las circunstancias que se acababan de producir, pregunto "que mierda pasa Mariana"?. Mariana (la mujer con la que ibamos a hacer el amor) me empuja a la cama. La gorda me ata con fuerza los brazos a la cama (como a la chica del exorcista) y Mariana saca una camarade fotos.

Para ese momento, mi pene se habia vuelto muy pequeño por la chica gorda (no porque era gorda sino porque me parecia fea, me pajeo bastante seguido con gordas). Mariana dice "es hora de fotografiar micro pene".

A lo que respondo "micropene? Como me vas a faltar el respeto asi? Desatame por favor, te estas pasando de la raya".

"no sin antes tener una foto de tu pene en estado bebe". Saca varias fotos de mi pija, que en medio de ese terror habia adquirido un tamaño diminuto.

Pero no fue lo peor. El máximo terror lo senti cuando ella colocó sobre mi una especie de libro, con unas palabras en la tapa que decían "Libros de penes deformes. Cuidado." Lo abrio (yo no podia porque tenía los brazos atados a la cama) y comenzo a mostrare un monton de penes pequeños, penes con 1 testiculo, penes con caca arriba, penes adentro de palomas muertas, penes con sanguches de milanesa, etc. ordenados alfabeticamente. "Voy a agregarte a mi colección. Ya te podes ir. Ya tengo las fotos. Andate y no vuelvas mas." Me desataron, me vestí los mas rapido posible y salí corriendo de aquel macabro lugar, escuchando la risa de aquella mujer que vilmente me engañó y jugó perversamente con mis esperanzas de hacer el amor.



Despuse de ese año, cada vez que me la cruzaba por el colegio me decía "que haces, profiláctico pinchado" con una sonrisa picarona. Gracias a dios ese fue su último año en la secundaria.

Espero que hayan disfrutado de este espeluznante relato, ya que yo no lo disfruté para nada. Ha sido todo por hoy.

Ruptura navideña. Semen y algo mas....



Sucumbido en la oscuridad de mi cuarto, sentado frente al monitor descargando masivamente pornografia para saciar la sed de mi serpiento, acudió a mi mente un recuerdo que hizo que mi ereccion disminuyera considerablemente. Ingresó a mi consciencia, después de mucho tiempo de permancer sepultada en el inconsciente, aquella locura cometida en nochebuena. Dichos acontecimientos ocurridos el 24 de diciembre de 2008 fueron presenciados por una de mis primas. Nunca pudo perdonarme lo que me vio hacer.

Por suerte, mis viejos se pelearon con esos tios, y gracias a dios no la volvi a ver para navidad. Quiero avisarle al lector que este relato es altamente excitante y que es posible que gotas de semen o de flujo vaginal fluyan durante su lectura.

Aquella navidad la habíamos pasado en mi casa. Estábamos todos cenando, hablando, puteandonos, como es normal en mi familia (es una familia de mierda), etc mientras haciamos tiempo para descorchar el alcohol y comnezar una orgia incestuosa a la luz de la luna. En el medio de la mesa había un pan dulce. Me excitaba. No sabía porqué, pero ese pan dulce me volvía loco. Cuanto mas lo miraba, mas erecto se ponía mi pene. Comenzaron a pasar por mi cabeza fantasias con aquel pan dulce, mi imaginaba maltratandolo en la cama, apretandolo, pasandolo por mis testiculos.

Pero, en medio de aquella locura fantasiosa, surgio una fantasía que me marcó y que me obligó a ponerla a cabo esa misma noche. Se hicieron las 12, y despues de brindar falsamente y de decir mentiras como "ojala que te vaya bien el año que viene", "que se te vayan las hemorroides", "que se te mejoren los intestinos", todos salieron a la calle a tirar pirotecnia. Quedamos solos, el pan dulce y yo.

Ahi es cuando lo tomé con mis manos sudorosas y corri a mi cuarto lo mas rápido que pude (aunque no hay mucha distancia). Me saqué los pantalones y la ropa interior (me excita mucho escribir "ropa interior") quedando con el pito al aire completamente parado y duro. Pero antes de penetrar gastronómicamente, necesitaba hacer algo mas que era indispensable para llevar a cabo dicha práctia degenerada. Entre a youtube.com y puse un video que muchas veces me habia producido erecciones.

Dicho video era:
http://www.youtube.com/watch?v=VRAh3...has_verified=1

En el video hay una autopsia de una mujer. Esa mujer, flácida y quieta, siempre me había seducido. Y ese video, con el pan dulce siendo penetrado por mi pene, fue una experiencia unica. Estaba parado, con el video puesto y los parlantes a todo lo que daban, violando aquel pan dulce. Llegó el momento de la eyaculacion, y con un placer inmenso, moje todo aquel delicioso pan dulce.

Pero en ese momento se desató la tragedia. La puerta de mi habitación se abrió repentinamente, apareciendo la figura de mi prima, de 25 años. Ella me vio claramente con el pan dulce en la pija y un video puesto en pantalla completa en el que aparecía una mujer muerta con todos sus organos expuestos.

Me mira, horrorizada, sin poder creer lo que sus ojos le estaban mostrando. En lugar de salir corriendo da un paso hacia adelante y me dice, al igual que Edgardo en computronic 2 "Me dejas muda boludo. QUE ESTAS HACIENDO HIJO DE PUTA"

Yo, mientras me ponia los pantalones, cerraba la ventana de internet y escondía los restos waskeados del pan dulce, le digo "por favor Rocío no digas nada. Yo me resistí, pero las frutas secas del pan dulce me provocaron"

"Sos un hijo de puta, no te voy a hablar mas en mi vida. Me da verguenza ser pariente tuyo. Ojala que cuando te mueras te hagan lo mismo que le estaban haciendo a esa mujer, puto de mierda" me dice.

Le contesto "pará mi amor, por favor no te lo tomes asi, fue una paja navideña nada mas, yo te compro otro pan dulce si queres"

Entonces ella se enfurece todavía mas, me empuja contra la pared y me agarra del cuello "pendejo del orto, la proxima vez que me digas mi amor de apreto un huevo con la puerta de la heladera".

En ese momento empiezo a reirme de manera completamente perversa y degenerada y le digo "y que me vas a hacer vos?". Y se fue corriendo. Fui al baño a lavarme las manos (tenia restos de semen todavía) y sali a la calle como si nada hubiera pasado. Pero ella se habia ido, siempre se iba temprano de las reuniones, y habia entrado para saludarme. Nunca mas la volví a ver. Nadie mas saben en mi familia de esto ademas de ella y yo.


Quería compartir con ustedes esta macabra experiencia. Y decirles que prueben masturbarse con un pan dulce, es altamente recomendable.

Sueño desgarrador.


Eran las 5:43 de la mañana. Estaba temblando, muerto de miedo, con las axilas y la frente llenas de un sudor intenso y viscoso. No podía mas. Estaba muerto de miedo. Había tenido una pesadilla infernal, aterradora y por sobre todas la cosas muy real. Respirando agitadamente y cubierto hasta la cabeza por las sábanas, trataba de convencerme de que había sido tan solo un sueño, pero mi mente seguía atrapada en la prisión del miedo que el sueño había impuesto sobre mi alma.

Antes de narrar los acontecimientos que tuvieron lugar en dicho sueño quiero advertirle al lector que se trata de un relato aterrador, lleno de eyaculaciones y violaciones.

En la pesadilla, yo me encontraba en la calle de noche y me dirigía entusiasmado a una orgía con 23 travestis de Morón. Todos me estaban esperando solo a mi, para estimularme, amarme y darme placer por 4 horas. Cuando llego a la plaza (si, la orgía se iba a realizar en una plaza a las 3 de la mañana), ya estaban los travestis haciendo el amor entre ellos, pasandose champagne por los pecho, crema americana en los testículos y leche condensada en el pene.

Mi propio pene despertó al instante y me bajé los pantalones. Inmediatamente, dos travestis se acercaron y comenzaron a succionarme el pene y los huevos. Estaba en pleno goce, cuando ambos trabas dejaron de petearme y uno de ellos comenzo a mirar hacia el cielo. Sangre comenzó a brutar abruptamente de sus pupilas.

Le pregunte a su compañera que el pasaba, y ésta salio corriendo.

El otro traba seguia mientras tanto mirando hacia arriba con los ojos llenos de sangre, mientras cucarachas voladoras comenzaron a brotar de su boca. Miles y miles de cucarachas fluían y fluían. Muchas de ellas se posaron asquerosamente en mi pene. Trataba con todas mis fuerzas de apartarlas de mis genitales, pero eran demasiadas. A un transexual que estaba por ahi le grito, deseperadamente: "Ayudame boludo de mierda. Decime que esta pasando! Vine para que me la chupen y termino con cucarachas en el orto"
"Tenes en la pija cucarachas pendejito de mierda. Mira bien forro"
"Eso no importa, decime que pasa la concha de tu madre"
"Vanina esta invocando al diablo, que quiere que le hagamos la colita entre todos".

En ese momento dejaron de salir cucarachas de la boca de Vanina y en su lugar comenzó a salir un humo negro que inundo toda la plaza y bloqueó temporalmente mi visón. Cuando el humo se disipó, las cucharachas habían desaparecido de mi pene. Adelante mío estaba ahi parando, mirandome fijo a los ojos, el mismísimo Diablo. Era horrible, pero a la vez excitante. Voy mostrarles una foto de él, pero cuidado, es aterradora su figura.

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Ella me empujo, tiranadome al piso y ahi comenzó a tirarme la goma violentamente mientras me martillaba los testiculos. El dolor era insoportable. Por alguna extraña razón, mis testiculos no se quebraban, pero ella los golpeaba violentamente sin piedad.

En un momento, me introduce un vibrados en la cola mientras maltrataba mis genitales. Eso fue hermosos. Tenticulos salieron de sus caderas, latigandome todo el pecho. Cuando por fin acabé, salió de mi pene un liquido verde y pegajoso.....Ella luego me agarro de los pies con sus tentáculos y me arrastró hacia una bañadera llena de excrementos de cerdo, donde intentó ahogarme. Fue ahi cuando desperto, sobresaltado y traumatizado por aquella terrible experiencia.


Espero que puedan masturbarse con esta historia. La pasé muy mal y eso seguro que a ustedes los calienta. Chau y espero que algun dia quieran, especialmente las chicas, compartir un pan dulce conmigo.

Sacudida violenta.


Me siento frente al monitor en este triste domingo para finalmente revelarles la macabra historia de mi avatar. Realmente no se si es una historia real o ficticia, pero les aseguro que es tenebrosa. Me la contó una chica que conozco que estudia medicina en la UBA. Esta historia circula por la facultad de medicina hace años y reside en los pasillos pese al paso del tiempo. Daré comienzo entonces a este relato.

Los acontecimientos transcurren en la ciudad de Bahía Blanca. Érase una vez un matrimonio con un hijo de 6 años. Una familia feliz. Sin embargo, los padres eran practicantes de una secta satánica. Siempre ocultaron su culto al señor tenebroso a todo el mundo, incluso a su propio hijo. Pero algo comenzó a suceder con el sagrado niño.

Una noche los padres se encontraban en el sótano. Todo estaba listo para comenzar el ritual. El altar, la sangre de prostituta, la orina, el semen de un toro, el pentagrama dibujado en el piso con sangre de gallinas, etc. Pero no era un ritual como cualquier otro. Ésta sería la ceremonia final a través de la cual podría renovar su amor y tener una completa comunión con Satanás y otros demonios. Luego de la invocación, ambos se cortarían sus venas, se acostarían en el altar y harían el amor mientras la sangre fluye rápidamente hacia el exterior. Así, un hombre y una mujer se demostrarían todo su amor en medio de una catarata de sangre, muriendo el uno por el otro. Pero no morirían.

Cuando llevaron acabo este brutal acto de pasión y de amor y tuvieron sexo arriba de aquel altar (ahora rojo por la sangre) no murieron. Cuando terminaron de hacer el amor, ambos estaban pálidos por la cantidad de sangre que habían perdido y ahora que la lujuria había terminado, ambos trataban de aguantar el dolora brazados uno con el otro dejando que la sangre se mezclara. En ese momento apareció una figura negra y varias sombras a su a su alrededor. Esta figura negra, que supuestamente era Lucifer, extendió uno de sus brazos y un líquido rojo comenzó a fluir hacia los dos enamorados casi desangrados. El matrimonio instantáneamente perdió el conocimiento cuando Satanás apareció. La transfusión satánica se estaba llevando a cabo. Ahora gozarían de la protección del señor de la oscuridad.

Pero algo inesperado sucedió. El niño había estado observando todo. Escondido en un rincón del sótano había presenciado todo. Cuando la transfusión finalizó y la pareja recobró el conocimiento la figura y las sombras desaparecieron. Pero a los segundos apareció una cabra de color negro. Una voz gutural y profunda salió de ella. Hablaba en una lengua antigua comprendida por el matrimonio pero completamente desconocida por el hijo. Allí comprendieron los padres lo que había sucedido. El niño debía ahora poseer la marca de Satanás en sus pequeñas manos. De lo contrario, observaría pijas muertas por el resto de su vida. Dicha marca solo la podría obtener masticando y devorando la flácida carne de un cadáver.


Al día siguiente el niño estaba frente al altar con un cadáver de una modelo. Estaba fría. Estaba también podrida. La mujer estaba muerta desde hacía un mes. Un olor horrible había inundado la habitación, haciendo que el niño sintiera una profunda excitación. Asi es como comenzó a golpear el cadáver. Lo mordía, le arrancaba pedazos de carne con sus pequeños dientes. El pequeño muchacho se desnudó y comenzó a lamer la vagina podrida.
Sus padres no podían creerlo. Su propio hijo de 6 años estaba violando y gozando con un cadáver. Estaban orgullosos.

Pero el niño enloqueció. Cortó le cráneo de la fallecida mujer y comenzó a masticar violentamente su ya descompuesto cerebro. Cuando terminó, se abalanzó sobre su madre y le dio una puñalada en el estómago. Desesperado, el padre lo separó de su madre pero recibió tres puñaladas en la boca del estómago. La figura paterna ahora había sido ahora degollado por el maldito niño. Murió al instante. Apiló su cadáver sobre el de la podrida mujer que había sido violada. Luego comería sus intestinos. Ahora tenía que terminar con su madre.



El aire estaba enrarecido, todo había salido mal. El hijo de aquel desgarrado matrimonio se acercaba a su madre, acostada en el suelo con un charco de sangre bajo sus brazos. Miraba, llena de pánico y temor, al perverso muchacho que se acercaba. Le suplicaba, le rogaba, le gritaba. Pero la cara del mocoso no se inmutó para nada. La agarró de los pelos e insertó en su hermoso cuello una jeringa, dejándola inconsciente. Nadie nunca supo de donde salió aquella jeringa.

Con una cadenas ató a su madre a la pared dejándola completamente inmóvil. Delicadamente le colocó un vendaje en la puñalada para que dejara de sangrar. Le quitó toda la ropa y la despertó. En ese momento comenzó a producirle profundos cortes en su vagina con un cuchillo de carnicero. Su madre gritaba desesperadamente de dolor, rogando con vehemencia que se detuviera. Su vagina sangraba producto de los constantes golpes, cortes y mutilaciones. Luego el chico se bajó sus pantalones, y con su pene completamente erecto, penetro la argolla sangrante de la hermosa mujer, lubricando su pene con la sangre que fluía de los genitales maternos. El hombrecito gritaba de placer al tiempo que ella gritaba de dolor. Finalmente eyaculó sobre aquella destrozada vagina, produciendo un gel rojizo producto de la mezcla de sangre y semen que caía por las piernas de su propia madre.

La desató violentamente de la pared y la tiró al piso. Luego buscó el cadáver de su padre y se lo tiro encima. Entonces obligo a su progenitora a succionar el pene flácido y muerto de su marido mientras él penetraba su ano bañado de sangre. Eyaculó nuevamente. Pero no había terminado. No conforme con todo lo que había hecho, acostó a la mujer boca arriba y le cortó severamente el cuello, degollándola. En medio de nuevos gritos provenientes de la pobre mujer, él comenzó a succionar toda la sangre que salía del cuello. Mientras hundía sus labios que aquel corte profundo la violó otra vez, produciendo una tercera eyaculación sobre la vagina mutilada.

Una vez hecho esto, se puso de pie y observó como su madre terminaba de desangrarse. Una vez muerta, decidió unirse al innumerable ejército de los muertos satánicos. Entonces, con un martillo, aplastó su propio pene mientras se reía de placer. Le enctaba sentir el martillo destrozando una y otra vez su propia pija, y mientras hacía esto imaginaba que el sótano estaba lleno de pijas muertas. Se tiró al piso, dolorido y con la poronga separada del resto del cuerpo hasta que murió y se transformó en un cadáver, al igual que su difunta madre.

La oscuridad me violó.



Su figura no era ni grande ni pequeña. Tenía unos senos hermosos. Quería besar esas piernas, lamer esos brazos, disfrutar de su carne. Poder disponer libremente de su hermoso cuerpo.

Narraré a continuación un recuerdo sumamente doloroso que quiero compartir con ustedes. Esta memoria consiste en la primera y única vez que me enamoré profundamente de alguien. Nunca amé a una mujer tanto como a ella. Nunca estuve tan enamorado de una dama. Es este un relato romántico, pero con ciertas tendencias que pueden ser consideradas perversas o degeneradas por el lector. Sugiero que tengan cuidado al leerlo ya que pueden excitarse a tal punto de arrancarse las vestiduras y masturbarse furiosamente hasta el día siguiente en medio de un pentagrama dibujado con sangre de gallinas y con 64 budines colgados del ventilador. Comenzaré a continuación la ofuscada y oscura narración.

En este mundo aprendí que lo mejor que se puede hacer es aislarse y tener el menor contacto con las demás personas. La gente puede lastimar, y no vale la pena correr ese riesgo. Es a partir de éste amor no correspondido que comencé a aplicar esta filosofía.

Eran mediados de noviembre de 2007 y durante esos días hacía un calor insoportable. En ese entonces todavía me encontraba yo en la secundaria. No podía dejar de mirar a esa compañera que tanto amaba. La amaba muy intensamente, pero nunca había tenido buena relación con ella. En realidad, ni siquiera había hablado con ella nunca aunque estaba en mi mismo curso. No se me acercaba porque sabía (no se como) que me encantaba penetrar pan dulces o budines a las 3 de la mañana mientras miraba extracciones de tumores cerebrales en youtube. Hasta que un día me cansé de estar lejos de ella y decidí mostrarle mi amor, pero de una manera tierna y romántica, para que ella cambiara la mala imagen que tenía de mi. Y entonces elaboré un plan para que su delicada vagina pudiera estar entre mis labios y mi lengua pueda acariciar su clítoris.

La tarde en que había elaborado el plan estaba feliz, convencido de que resultaría y en un estado de euforia me lubriqué la pija con leche condensada. El plan consistía en una carta de amor con un elemento extra que reforzara y confirmara lo que decía la carta. Se la entregaría cuando esté sola, me arrodillaría y le pediría que comparta su sangre con lucifer, tal como lo hacía yo todas las noches. El elemento extra consistía en un frasco con mi propio semen, para que ella pudiera analizarlo y apreciar su hermosa consistencia.

La convencería de recibir transfusiones del mismísimo Satanás, para gozar de orgasmos múltiples y poder tener consoladores enorme. Creí que este plan sería infalible. Pero no salió de acuerdo a lo planeado. Permítanme contarles lo que sucedió cuando lo puse en acción.

Aquel 14 de noviembre fue una día nefasto. Era la hora del almuerzo. Comí lo mas rápido que pude y esperé a que ella terminara de comer. La esperé en el aula. Ella siempre se dirigía al aula y se quedaba allí sola, haciendo la tarea de matemática (porque justo teníamos matemática luego de almorzar y era muy vaga la chica esta). Estaba parado en el medio del aula, con el frasco cerrado y la carta, esperando ansiosamente su llegada. Me tenía fe.

Cuando entró finalmente, me miró con desconfianza. En ese momento corrí hacia ella, me arrodillé, tomé fuertemente una de sus delicadas manos y coloqué violentamente el frasco y la carta. Ella me miro, muy extrañada, y me dijo “que estas haciendo? Que es todo esto?”
Yo le contesté, desencajado y fuera de mi: “no puedo evitarlo. Te amo profundamente. Te necesito flaca. Cuando estoy sin vos no puedo respirar. La carta expresa lo que siento por vos.”
Abrió la carta y la leyó detenidamente. Sonrió. Exclamó entonces “pensé que eras un degenerado, pero sos muy dulce!. Y esto que es?” (haciendo referencia al frasco).

“El frasco contiene lo necesario para que podamos estar unidos eternamente con Lucifer. Si, esta noche vamos a sentir los dos su calor y su intensa oscuridad. Nos va a llenar de placer, de gozo, de maldad....El frasco tiene mi propio semen, necesario para que te lo pases por las tetas mientras estés acostada en al altar, justo arriba del pentagrama hecho por las rosas negras que nos protegerán mientras el ritual se esté llevando a cabo. Podemos empezar ahora mismo, no hace falta esperar hasta la noche.” Le dije estas palabras casi gritando, mirándola fijo a sus ojos casi sin parpadear y aferrado fuertemente a sus delicadas manos.

Ella se soltó abruptamente y me pegó un cachetazo que devastó mi corazón. A continuación me dijo: “que hace hijo de puta? Quien mierda te que creés que sos? No me vuelvas a dirigir la palabra sorete!”. Pero no terminó ahí. Me empujó y tiró el frasco por la ventana (el aula estaba en un primer piso y daba a la calle). Rompió la carta y finalmente exclamó: “No te me vuelvas a acercar”.

Cerró la puerta de un portazo y se fue, dejándome a mi solo en el aula. Salí corriendo detrás de ella, la agarre del brazo y le dije “pará flaca. No puedo vivir sin vos no te das cuenta. No puedo dejar de mirarte, no puedo dejar de amarte, y ano aguanto mas esto”. Ella se soltó otra vez, me dio un segundo cachetazo y se fue. Yo quedé ahí solo, destrozado. Y asi culmina esta trágica historia de amor. Espero que algún día pueda perdonarme. Todavía sigo amándola, pese que hace dos años que no la veo ni se nada de ella.

Estaba todo podrido.

Estaba sacadísimo sentado en el banco de una plaza bien negra esperando que todo se caiga. Acababa de recordar aquella experiencia sexual con algo podrido. En realidad no fue sexo; fue algo mejor que eso. Fue horrible, pero a la vez muy placentero. Aquella vez había establecido contacto con una mujer hermosa con pronunciadas malformaciones que me produjo una intensa y vasta eyaculación. Voy a contarles como fue. Espero que mientras lo lean se saquen lar opita y de masturben. Si lo hacen delante de un pan dulce (o en su defecto un budín marmolado), mucho mejor.

Ocurrió a finales de 2008. Siempre había fantaseado con masturbarme en el cine mientras veía una película de terror. Un viernes a la noche, a las 2:15 de la mañana habia llegado al cine para ver el juego del miedo V, una película muy pornográfica (al menos para mi). Saque la entrada y corri desesperadamente hacia la sala mientras me desabrochaba el pantalón. Me senté en una butaca del medio y saque mi pene, que estaba furioso y exigía una frotada a la velocidad de la luz. Comencé a gemir de rabia para que la película comience, estaba fuera de control


Comenzó la película y comencé a pajearme como no lo había hecho nunca antes. Mis piernas temblaban, de mi boca salían gemidos guturales y mis dos manos subían y bajaban a una velocidad increíble. En ese momento de éxtasis fue cuando ocurrió algo inesperado que cambió por completo el rumbo de los próximos acontecimientos

Una mujer, una hermosísima mujer se había sentado al lado mío. Comenzó a mirarme el pene. No me quitaba los ojos de encima. Yo no podía parar, estaba poseído. Ahora todo mi cuerpo temblaba, pero su presencia hizo que por alguna extraña y desconocida causa dejara de gemir como un chancho. La miré de reojo y era bellísima. Acercó a mi oreja izquierda sus labios hermosos (que imaginé llenos de semen) y me dijo “te voy a cagar a latigazos hijo de puta”. La violencia con que pronunció estas palabras me puso loco, me alteró. Le grite, cebadísimo “dame mas, dame mas, DAME MAS PUTA DE MIERDA

“Que una rata con hepatitis de chupe el orto, puto de mierda”, “que las cucarachas te pudran la pija”, “cortate toda el pito loquito de mierda y la concha de tu hermana” fueron algunas de las frases que ella continuó diciéndome al oído con su voz dulce y caliente. En un momento ella me arrebato el pene y comenzó a frotarlo con violencia, con mas violencia que yo. Yo no aguantaba mas, estaba por eyacular. Ella comenzó a gemir tan fuerte que sus gritos eran mas fuertes que el sonido de la película. Entre gemido y gemido me exclamaba frases como “llename de leche pendejo hijo puta”. En un determinado instante de aquella locura, me soltó la poronga y saco un frasco de una mochila que estaba en la butaca contigua.
Lo abrió y un olor horrible comenzó a proliferar. Dejo volcar el liquido, de color amarillento, sobre mi pene. Era gelatinoso, frio, pegajoso. Luego de aquella asquerosa lubricación comenzó a chuparmela. Era hermoso. Ella gemia mas no poder mientras todo mi pene se adentraba en su boca.

La agarre de los brazos y le desabroché violentamente la camisa, le arranque el corpiño mientras ella se reía de una forma macabra y malvada. Cuando vi sus pecho quedé shockeado. Eran verdes, llenos de cortes y cicatrices, con restos del líquido que me había colocado en mis genitales. Algo similar a la figura (es tan solo una recreación):

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Eran tan horribles que me excite aun mas. Agarré esas tetas deformadas y se las chupé, las mordí, las bese, las lamí, mientras la chica grataba y gemia como loca. No dejaba de gritar. Me pedía mas. Repentinamente ella me empujó y con sus tetas feas, desgastadas y heridas comenzó a estrangular mi pija cubierta por el asqueroso liquido amarillo. Sus pechos subían y bajaban continuamente, apretándolo cada vez mas. Hasta que no aguante mas y eyaculé sobre sus hermosos labio. Eyaculé mucha cantidad de semen, cubriendo gran parte de su pera. Luego de eso me dio un beso que nunca olvidaré. Fue un beso totalmente perverso.
Cuando termino de comerme la boca, nos quedamos abrazados hasta que me dormi. Cuando me desperté (habia dormido solo 15 minutos) ella ya ni estaba. Mi pija todavía estaba afuera del jean y aún tenía restos de aquella sustancia que con tanto amor habia colocado. Nunca mas la volví a ver.

Bueno, eso fue todo. Fue una experiencia inolvidable. Nunca me enamoré tanto de una mujer. Espero algún día encontrarla

Sucumbismo Vaginal.




Me encontraba en el colectivo de regreso de la universidad, contento por el desempeño que había logrado en un examen importante. Era un día soleado, muy hermoso. Estaba cansado. Pensaba en lo iba a almorzar y en la siesta que iba a conciliar unas horas mas tarde.

Pero horror no tardó en aparecer. Bajé del colectivo, excitado como siempre (la manera en que se abren las puertas del colectivo me producen una erección), y mientras caminaba un chico me entrega un volante de travestis baratos. El muchacho se queda mirándome de manera sexualmente hambrienta y de me dice "Dios bendiga esa CABEZA DE MIERDA". Le contesto: "que te pasa forro?"

"Como, no te acordas de mi?" me dice el negro de mierda.
"La verdad que no"

"Soy ernesto, el puto que se pajeaba con vos".

Sali corriendo. Estaba llorando. Si si si. Lloraba como una quinceaniera cuando le hacen la cola por primera vez. Estaba emocionalmente desestabilizado. Llegué a mi casa corriendo y me tire a la cama, queriendo que reydecopas y dreiko me llenaran de waska, me putearan y me violaran. Pero no estaban ahi para contenerme sexualmente. Acostado, me quede gimiendo de dolor hasta que me dormi. Fue en ese sueño cuando tuve una visión del infierno que relataré a continuación. Me encantaria que se pasen un pan dulce por sus genitales mientras leen mi macabra visión.

En el sueño estaba atado a un altar completamente desnudo. Habia dos mujeres y dos hombres a los costados de dicho altar. Uno de los varones me coloca un cerdo muerto sobre la nariz, asfixiandome con el olor de su carne podrida. Ganas de vomitar comencé a sentir, y el vómito salió disparado de mi boca bañando mis mejillas, mi pera y mis labios. Una de las mujeres se desnudo rapidamente y me puso un liquido amarillo en el estómago. "Es orina de prostituta....delicioso" me dijo. Sobre mi estómago mojado colocó tres palomas muertas. Luego, esta mujer comenzo a lamer el vomito de mi cara. Gemía fuertemente mientras limpiaba mi cara vomitada con su hermosa lengua. Se sentia bien. Mientras hacia esto, con sus delicadas maños pelliscaba mis pezones . En un momento se detiene, me abre las piernas y me coloca una especia de consolador en mi ano que de daba fuertas descargas electricas.

El dolor era insoportable. Ella continuaba ahora lamiendo el vomito de mi cara. Cuando termino, comenzo a sentarse arriba de mi pene, que estaba erecto. Sentia mi pija entrar en su vagina. Durante el coito, se me acerca uno de los hombres y mete su pene en mi boca. Asi, mientras penetraba a la hermosa mujer y le practicaba sexo oral a un alemancito, el consolador continuaba largando fuerte descargas sobre mi ano.

El hombre finalmente eyacula en mi boca, y despues de unos minutos acabo en la vagina de la mujer. Desperté abruptamente con mis dedos adentro de mi ano. Me habia estado masturbando mientras soñaba.


Me encanto. Espero que algun dia me conozcan personalmente asi podemos mastrubarnos uno al lado del otro en un cuarto lleno de pan dulce.