martes, 9 de agosto de 2011

Senos muertos de aquel cuerpo vivo.






En una fría noche de junio, me había despertado abruptamente luego de haber padecido un sueño desordenado e incoherente. Nervioso y transpirado, trataba de descifrar aquella extrañan visión reproducida durante mis horas de descanso. En la descabellada experiencia nocturna, lo que había presenciado era extrañamente excitante: tan solo veía una luz blanca. Una voz potente, masculina y seductora me dijo “Hola. No entendés nada ahora. Pero en algún momento un viejo te va a explicar todo. Y no es el viejo de la papa.”







Pasaron días y semanas, pero la explicación del contacto con aquel desconocido nunca apareció. Hasta que hace unos días finalmente aconteció.







Eran las 11 de la noche de un domingo. Estaba esperando el colectivo. Una dulce anciana con los pechos caídos estaba al lado mío. Ahí comenzó todo.







Ella, con la mirada clavada en las fría sucia vereda, comenzó a hablarme con una vos temblorosa y grave. No parecía la voz de una anciana.







“Cállate que te tengo que decir todo. Si el colectivo viene antes de que termine, me toca suna nalga.







No tuviste un sueño, viviste el futuro. Fue una visión.”













Y comenzó a relatarme el fragmento futuro que supuestamente había presenciado en mi sueño macabro.










“Ella estaba sentada. Sentada y desnuda. Unas fuertes cadenas ataban sus miembros superiores e inferiores. Su cuerpo era delicioso. Estaba lista para ser castigado por nuestro señor luciferiano. Cubierto con una túnica negra, dejando tu rostro sumido en la oscuridad de la capucha que cubría su cabeza rasgada, te aproximaste a ella con un texto escrito en alguna lengua extraña. Pronunciaste unas palabras, y sentiste en tu pecho como un ardor profundo te inundaba los pulmones. Sentiste un agudo dolor, pero al mismo tiempo una intensa excitación, al punto de erguir completamente tu pene. Sin entender que sucedía, los labios de tu comenzaron a moverse involuntariamente para leer en voz alta ese raro pergamino. Nuestro señor Lucifer se había infiltrado en tus vías respiratorias. Ahora podía controlar tu cuerpo. Era necesario para cumplirte tu deseo.







La lectura despertó a la joven muchacha. Apenas recobró el conocimiento comenzó a gritar. No entendía nada. Cuando terminaste de leer, una extraña luz apareció detras del hermoso pelo de la dama y te abalanzaste sobre su vagina. Abriste sus piernas con furia y despeserado succionaste su vagina por varios minutos. Ella se resisitía, y entre sollozos se le escapaban algunos gemidos. A pesar de su resistencia, era incapaz de ocultar que a su cuerpo le gustaba. Después de unos minutos, la luz se intensificó y un líquido verde comenzó a emanar entre sus labios vaginales. Eso demostraba que Nustro Señor Luciferiano había logrado ingresar en su cuerpo para poder corromperlo por dentro. Ella comenzó a moverse violentamente. Un insoportable dolor se apoderó de ella. Tu la desataste y la tiraste al altar oscuro. Luego comenzaste a besarla fuertemente. Te encantaba sentir como su cuerpo se pudría por dentro, amabas ser testigo de su martirio, estabas enloquecido por el terrible castigo que sus órganos sufrían. Es que el diablo, una vez dentro del vientre, le encantaba azotar con furia aquellos tejido tan llenos de vida.







De su vagina seguía emanando el líquido verde, pero ahora mezclado con un profundo flujo de sangre producto de las hemorragias internas. Un olor a excremento se había apoderado del lugar.







Mientras mordías con fuerza sus pechos (flagelados por dentro por intercesión del redentor oscuro), te indicó que procedieras con el siguiente paso. Tomaste un tubo de ensayo, que estaba caliente, y lo colocaste junto a su vagina. Inmediatamente cesó de fluir la mezclad e líquido verde y sangre, dejando entrever la superficie devastada de sus genitales. Segundos después, retiraste el tubo de ensayo y de aquella castigada vagina comenzó a emanar un nuevo fluido. El mas hermoso de los fluidos salía ahora por aquellos labios vaginales torturados.







Una gran corriente de vómito caliente emanaba fuertemente, justo por debajo de aquel intacto clítoris. Te pusiste loco al ver eso, y compulsivamente comenzaste a penetrarla. Si, sentir como tu pene se cubría de aquel espeso y caliente vómito a medida que la penetrabas te volvía loco. Unos minutos después, eyaculaste una buena cantidad de semen que se perdieron en las profundidades de la vagina vomitada.










Sus gritos durante la toda la violación habian ido aumentando gradualmente; al final eran casi insoportables. Extrañamente, la asquerosa sustancia había quemado su aparato reproductor.







Estaba quieta, inmóvil. Con una ráfaga de viento, el demonio abandonó su cuerpo putrefacto y corrompido por dentro. El ardor comenzó nuevamente. Pero esta vez aconteció en las nalgas. Si, ya estaba consumado el deseo. Ahora el señor Oscuro estaba en tu trasero para penetrar tu ano por tiempo indefinido. Pues ese era tu deseo: ser violado por la cavidad anal por toda la eternidad. Ahora tenías para siempre a un demonio llamado Mirtha Legrand para poder darte sexo anal hasta el dia del jucio final”



















La señora terminó su relato.....Me quedé estupefacto...







Llegó el colectivo, pero cuando me subí no volvía a ver a esa señora. Nunca mas.













Hola. Los quiero mucho.