domingo, 3 de octubre de 2010

Acosado por las llamas.



Su vagina estaba cortada. Esuchaba atentamente su respiración agitada y sus leves suspiros de dolor. Abrí sus piernas. Comencé a succionar su vagina sangrante. Mi lengua acariciaba los cortes y mis labios succionaban las ensangrentadas paredes vaginales. Pequeños chorros de sangre emanan de su cavidad vaginal. Ella lloraba desconsoladamente. No podía entender porque le estaba haciendo algo asi.



Me bajé los pantalones.....me pene estaba completamente erguido. Tenía que fortalecer nuestro vínculo, purificarlo....



Tomé con mucha excitacion una navaja...y con rabia corté profundamente la punta de mi pene. Grité, como nunca había gritado antes....pero no de dolor, sino de placer. Instantáneamente comencé a eyacular sangre, que caía sobre sus piernas.



Segundos después, introduje me pene ensangrentado en su vagina llena de sangre. Ella gritó al mismo tiempo que yo. El dolor era inaguantable. Sentía como mi sangre se mezclaba con la suya. Un pequeño flujo de sangre corría dentro de su vagina, combinándose con su hemorragia interna. El dolor nos estaba uniendo, nos estaba haciendo inseparables, estaba haciendo nuestro amor mucho mas sincero, fuerte y vigoroso.



Seguí penetrándola con fuerza, mientras el dolor se hacia cada vez mas grande. En un momento me acosté arriba de ella y segui penetrándola. Mientras los dos sufríamos terriblemente debido a nuestros respectivos cortes, la besé...Lamí su cuello....subi hasta su oreja....le dije, entre suspiros de dolor y placer: "Cuanto esperé este momento...no podés imaginarte como deseo tu cuerpo, su pelo, tu carne...Sufrir juntos es la clave del éxtasis".



Saqué mi pene con fuerza, dejando caer unas cuantas gotas de sangre sobre su abdomen. Me levanté y coloque un vendaje precario en mi pene, solo para detener momentáneamente el sangrado. En cambio, la vagina había dejado de sangrar....Estaba completamente humeda.....Pero no estaba humeda de placer, sino de dolor. Ella había estado todo el tiempo atada a un altar negro mediante fuertes cadenas. Me acerqué hasta su cara....Con una mano la agarré fuertemente del pelo y puse mi pene vendado en su boca. Noté que ella dejo que penetrara su boca sin ninguna resistencia, lo que me excitó aún mas. Empecé a meterlo fuerte y rápidamente en su boca, mientras con la mano derecha le tiraba del pelo de la frente...Con la otra mano tomé una picana eléctrica y me dediqué a golpear salvajemente su cuerpo a la altura del abdomen.....Cada golpe con la picana, cada vez que mi pene entraba y salía de su boca, cada gemido de desesperación de ella era para mi una sensación única, preciosa, excelentemente excitante.




De repente, sentí como ella sacó con su lengua el vendaje, lo que hizo que la herida se abriera...Comencé a sangrar dentro de su boca, a eyacular sangre dentro de ella...Sabía que lo había hecho a proposito, que quería mas sangre mía....Por eso seguí penetrandola mientras la sangre se esparcia por su boca...Si...estaba tragando mi sangre...le encantaba...Continué golpandola con la picana, pero esta vez mucho mas violentamente que antes, ya que estaba mucho mas excitado.....Mientras perdía sangre, ganaba placer...





Retiré mi pene de su cavidad bucal y dejé que unas gotitas de sangre cayeran sobre sus labios. Tapé nuevamente la herida para detener la hemorragia y besé su boca ensangrentada. Acaricié su cuerpo lleno de moretones...la amaba mas que nunca....La besé...le dije que el Señor estaba orgulloso...que ahora estabamos unidos para siempre por un vínculo, un vínculo sanguíneo.







Ya había compartido mi sangre con ella, ya había hecho uso de mi cuerpo....Ahora tenía que desacerme de ella..Y desacerme de mi..Tomé un bidon y comencé a mojarla con el liquido que tenia en su interior....Retiré las cadenas. Ella, comletamente mojada, se tiró arriba mio y comenzó a besarme, como si fuera la última vez, mojandome mi tambien...En ese instante, tome el encendedor...lo prendí y lo coloqué sobre su pierna, haciendo que nuestros cuerpos se prendieran fuego, que se quemaran intensamente por el ardor de nuestra macabra pasión, de nuestro tortuoso amor.



El líquido era querosén. Al cabo de unos minutos de gritar como nunca antes lo habíamos hecho antes, fallecimos...enamorados....quemados....con nuestros genitales profundamente cortados, cortados por el amor y la pasión.