jueves, 30 de junio de 2011

Puñalada vaginal.














Había sido vilmente engañana y ultrajado por la mujer que amaba. Era víctima de una manipulación perversa por el amor de mi vida para que ella pueda realizar su pacto. Ese pacto que le permitiría obtener el título universitario que tanto ansiaba.











Pero para realizar el acuerdo, debía proceder con una ceremonia muy especial. Cada detalle había sido minuciosamente planeado. Aquel diabólico viernes debía consumarse el acto protocolar.











Asi es como tontamente accedí a visitarla. Solo quería estar con ella, sin imaginar el profundo castigo que sufriría mi organismo. Cuando llegué, nos sentamos cómodamente a conversar en su cama. La besé, y sentí el tacto de su hermoso pelo. Acaricié sus piernas...











Cuando nuestros labios se separaron, sin saber cómo, perdí el conocimiento para luego despertar en aquella tortuosa pesadilla.











Al abrir los ojos, me encontré atado contra una pared fría y pegajosa, completamente desnudo y en una habitación completamente desconocida para mi. En frente estaba ella, en ropa interior. Intenté preguntarle que pasaba, pero rápidamente tapó mi boca con una cinta adhesiva....











Luego tomó un frasco, lo abrió....Un olor nauseabundo comenzó a emanar. Con aquel recipiente volcó un líquido frío sobre mi pene, generándome una erección al instante. El miembro me ardía profundamente, pero nunca había estado tan erguido, duro y parado. Se arrodilló y comenzó a comerlo con intensa furia. Los succionaba, lo lamía, lo besaba...podía sentir como lo saboreaba...Clavó su mirada en mi rostro y cerró los ojos...
















Al cabo de unos segundos lo volvió a abrir. Pero sus pupilas se habían dilatado. Sus ojos estaban completamente blancos.....Un extraño gemido surgía con su respiración agitada...Definitivamente estaba en presencia de aquella entidad superior de la que tanto me había hablado...











Pronunció unas palabras en alguna lengua desconocida para mi, y luego comenzó la parte mas escalofriante. Acercó su boca a mi pronunciado pene, y luego de unos segundos comenzó a vomitar materia fecal. Si, una intensa cantidad de excremento humano (o caca) en una forma cremosa (o semilíquida) de despositó sobre mi glande.











Estaba caliente, muy caliente. Pero estaba indefenso. No podía emitir ni siquiera un grito ayuda o compasión. Mi alma estaba destinada a presenciar como mis genitales eran castigados.
















La materia fecal líquida siguió surgiendo de su boca, cubriendo cada centímetro de mi quemado pero todavía erguido miembro. Mientras lo hacía, con una de sus manos apretó con fuerza mis testículos.











Con la otra mano tomó una cuchilla de pequeño tamaño y efectuó un corte en forma de cruz invertida en la zona abdominal con una precisión psicótica.











La sangre brotaba de la incisión en forma de cruz invertida y descendía hacia mi pija cubierta por toda esa capa espesa de caquita.
















Cuando terminó de vomitar aquella sustancia con una de sus delicadas manos apretó mi glande entremezclado con con sagre y heces humanas.











Ella se paró y me besó...dejando restos de excrementos en mis labios. Ese beso fue el mas delicioso que jamás había recibido de ella.
















Nuevamente se agachó e insertó con violencia compulsiva una navaja en mi ano, generando instantáneamente una intensa hemorragia anal. Luego mordió mi pene, haciendo que dispare un delgado chorro de sangre.











Tomó otro frasco para esta vez sumergir mis testículos en un amarillento líquido para finalizar el ritual....Ardía profundamente, pero mis intentos de gritar eran en vano.































Se puso nuevamente de pie, apagó la luz de aquella desconocida habitación y me dejó abandonado. Alli yacía mi cuerpo que rápidamente perdía sangre por la incisión perversa en forma de una retorcida cruz invertida.
















Mis genitales estaban completamente podridos, y ahora mis brazos y piernas se tornaban verdes.





















Y asi llegó el momento del fallecimiento, cuando la vida abandonó mi cuerpo para siempre dejando a mi alma condenada a una eterna violación sacrílega de Nuestro Amo y Señor Satanás. Los amo.

martes, 14 de junio de 2011

Desfigurada por el cuerpo virgen.






Nada podía comprenderse en medio que la niebla que bloqueaba mis sentidos. Simplemente me hallaba sentado, desnudo, en un piso frio y mugroso. Un profundo olor nauseabundo me dificultaba la respiración. No recordaba nada.







A los pocos segundos la encantada nube gris que me agobiaba en la desconocida habitación se disipó por completo, devolviéndome el sentido de la visión. Cuando mis ojos contemplaron la totalidad de aquella nefasta sala, el terror inmediato inhibió mi capacidad para pensar.







Paredes blancas con groseras manchas de sangre, una mesada con restos de algun animal y una especie de altar con 5 bebés muertos...En el suelo, a uno de los costados del altar yacía una mujer con el abdomen abierto, exponiendo una serie de órganos salvajamente desgarrados rodeada por un enorme charco de sangre.










Soportando el espantoso aroma de los cuerpos muertos, traté de acercarme a la muchacha que descansaba sin vida para darme cuenta de que uno de mis pies estaba atado a una de las paredes por una sólida cadena de acero.










Me quedé mirando fijamente al cadáver femenino cuando me pareció ver que se movía. Si, sus labios comenzaron a moverse...como si estuviera manteniendo una conversación con alguien....Repentinamente, un espeso humo negro comenzó a brotar de aquella boca semimuerta, generándose una difusa figura negra entre toda la oscura niebla.










Confundido y atontado, la figura se acercaba a mi.....coloco una de sus extremidades en mi boca. Se sentía frió...No sabia que era aquello que sujetaba con violencia mis labios.










Me soltó....y en seguida comencé a sentir un punzante dolor en la boca del estómago. Si, un dolor que me dobló en dos, retorciéndome en el piso. En medio de mis gritos, la oscura entidad rompió la cadena. Me tiró del pelo y me arrastró a hacia donde estaba el cuerpo de la destrozada mujer.







Ahora veía de cerca su abdomen abierto con sus órganos destruidos en un avazado proceso de putrefacción. Su asqueroso olor me asfixiaba.







Sujetando mi cabeza con mas fuerza, la colocó contra el agujero en la zona de su estomago. Mi cara ahora estaba siendo estrellada contra los maltratados restos de aquellos órganos. Podía sentir su cuerpo desgarrado apretarse contra mi rostro, dificultando seriamente mi respiracio. Estaba frío pero blando aquel cuerpo que impactaba contra mis facciones....










Empecé a sentir como mi boca se abría lentamente e ingresaba algo terriblemente caliente de tamaño mediano...No sabía que era, pero aquellos que emanaba del cadáver se adentraba cada vez mas en mi boca...










LLegó a mi garganta y comenzó a moverse....Mis ganas de vomitar no se hicieron esperar...Aquella cosa giraba y se retorcía mientras se lubricaba con el cálido vómito que invadía todo mi orificio bucal.







La extremidad de aquella figura se retiró de mi cabeza y todo mi curpo comenzó a prenderse fuego mientras el feto se adentraba en mi garganta. Si, lo que estaba tragando era un hermoso feto muerto, que adentraba en mi cuerpo para poder pudrirlo. Podía sentir, a medida que se rodeaba de vómito y penetraba en mi interior, como de a poco mis células se iban apagando, muriendo, dejando de existir.










El fuego, que había comenzado en mi cabeza, se expandió rápidamente a todo mi cuerpo.... En aquella desesperación mis ojos obtuvieron una última visión del mundo invadida por las llamas, mientras el difunto bebito me corrompía por dentro.

lunes, 6 de junio de 2011

Descompensación cerebral.




Sus pechos sangraban. Si, delgados hilos de sangre se deslizaban por sus delicados pechos.








Una ténue luz iluminaba escasamente el lugar. Mi piel estaba completamente pálida y mis manos estaban cubiertas por una espesa capa de sudor. Mis sentidos, hipersensibles, eran violentamente invadidos por los estímulos emamados por aquel salón. Mi cuerpo estaba pesado y solamente podía moverse a través de movimientos torpes y lentos. Si, presentaba todos los síntomas de estar en comunión con Nuestro Señor Satanás.








Alli estaba la mujer de pechos sangrantes acostada y desnuda en el altar, inmovilizada por la invocación oscura. A su derecha yacía la copa con el humeante líquido cuidadosamente preparado para la ocasión.








Me acerqué. No podía pensar bien.....La punzante presencia maligna concentrada en mi columna vertebral impedía que en mi cerebro se generaran razonamientos levemente complejos. Sentí su suave piel, su caliente carne rozar mis sudorosas manos.








Ella lloraba. Tenía miedo. Dentro de su escandalizada alma, no podía comprender que sucedía a su alrededor. Me bajé los pantalones, dejando al descubierto mi pene erguido en medio de aquella fría noche, cuya oscuridad debilitaba cada vez mas la poca luz que permitia establecer el contacto visual.








Tenía que ingerir el líquido durante la penetración. Era importante seguir al pie de la letra las indicaciones incestuosas, de lo contrario podría sufrir lesiones mortales. Así, comandado por aquél conjunto de fuerzas sobrenaturales, separé sus piernas con fuerza y comencé a violarla, a penetrarla. Si, durante el coito no consensuado podía sentir a través de mi pene su dolor, su angustia, su desesperación.








Tomé el iluminado cáliz....y bebí aquella sustancia líquida de un solo trago. Su sabor amargo se esparció rápidamente por el interior de mi boca, generando una sensación de intenso ardor a medida que atravesaba mi garganta. Arrojé el caliz y seguí penetrándola, esta vez con mas violencia que antes. Segundos después, retiré mi pija de su orificio vaginal, eyaculando una enorme mancha gris sobre su abdomen.








Jadeando y con el ritmo cardíaco muy acelerado, obserbé con asombro lo que acababa de expulsar de mi aparato reproductor. Asombrado, mientras me recuperaba del acoso encabezado por el demonio, miré a la sustancia grisácea moverse en aquella suave y delicada piel. Se desplazó hacia el norte depositándose en su hermoso rostro. Ahora le tapaba la frente, los ojos y parte de su bella nariz, asfixiándola de forma parcial.








Era el momento de proceder con el rito. Con gran torpeza me acerqué a su cara invadida por la eyaculación gris, y de mi túnica saqué el crucifijo preparado especialmente para esta noche. Lo apoyé sobre el semen oscuro que cubría sus facciones, y una reacción increíble se produjo. Apenas el crucfijo entró en contacto con aquella zona, un incesante dolor comenzó a retorcer a la hermosa víctima. Si, la cruz maldita estaba quemando aquella carita llena de amor. El extraño fluido gris se evaporaba a medida la quemadura en su cara se profundizaba.....








Sus labios, su nariz, sus párpados, ahora eran simplemente restos negros de una piel completamente desgarrada y quemada por el calor inerte del infierno. Cuando terminó aquel calvario, observé como había quedado su cráneo. Y entonces comprendí que sumergida en aquellas quemaduras era mas hermosa que nunca. Pero no podía deternerme a cotemplar su belleza, tenía que seguir con el pacto, con la devolución espiritual.








Me acerqué a su vagina. Introduje mis dedos entre aquellos labios vaginales hermosos. Después de varios minutos de estimular con mi dedos su cavidad vaginal, mis dedos sintieron al introducirse algo duro de forma impredecible. Introduje la mano izquiera un poco mas adentro del aparato reproductor. Cuando logré tomar con cierta flaqueza aquella cosa, saqué rápidamente mi mano, extrayendo una cadena que desgarró profundamente su vagina y generándo instantáneamente una hemorragia vaginal intensa.








Aquella cadena extraída de la vagina no era una cadena normal. Estaba hecha por pequeños huesos de un bebé en estado avanzado de gestación, que proporcionaba increíbles propiedades mágicas a la persona que lograba extraerla. La dejé en el piso, y me tiré arribe de ella, apoyando mi cabeza sobre su podrida cara. Le dije que la amaba, que era hermosa, que no se preocupe. Le comenté que todo iba a estar bien, que pronto moriría y sería vinculada a un incesante tormento por el resto de la eternidad con nuestro Señor Satanás.








Mordí con fuerza su cuello, dejando que un flujo de sangre fluya. Me dediqué entonces a besar el lugar donde antes se encontraban sus labios, y que ahora se limitaban a ser los rsetos de una boca destrozada por el destello del inframundo. Besé su frente mientras se desangraba, me levanté y me colgué la cadena alrededor del cuello.








Este elemento traía increíbles dones y beneficios para el que la conseguía y ademas garantizaba una estadía eterna de la víctima en las oscuras moradas del infierno. Era la cadena de la condena infernal. Si, la oportunidad que poseía el ser humano de condenar a alguien para siempre.