lunes, 13 de septiembre de 2010

Genital en mal estado. Mas de lo mismo.


Miraba y miraba....Era fantástico. Él todavía estaba dormido. Había preparado todo mientras dormía. Estaba atado a la camilla, no podía mover ninguna extremidad. Ni siquiera la cabeza. Las manos estaban atadas de manera tal que ambas estaban bien abiertas. Eso era necesario para lo que haría despues de divertirme con sus genitales.



La verdad es que nunca me había excitado con otro hombre, pero en este contexto, una profunda atracción hacia aquel hombre me dominaba. Me acerqué, desnudo. Comencé a tocar su pene. Lo acariciaba, lo amasaba...Pero eso no me excitaba. Era lo que estaba por realizar lo que tanto me estimulaba. Apenas toqué aquel hermoso pene, despertó.



Ignoré completamente sus gritos, aunque en realidad me calentaban mas. A mi lado tenía una caja con habanos. Prendí uno. Sentí el rico olor del tabaco. Lo probé. Era delicioso, eran los indicados para llevar a cabo mi plan.



Con una mano coloqué el pene en posición perpendicular a la camilla y con la otra coloqué el habano sobre el tronco peneano, provocando una quemadura. Ejercí presión con el habano hasta que se apagó, dejano una bella marca sobre su delicioso genital. Era la marca del infierno. Prendí otro habano y procedí de la misma manera. Sus gritos eran insoportables. Exigía, entre quemadura y quemadura, piedad. Algo que no estaba dispuesto a otorgar. Antes tenía que ver si era digno de mi sangre. Luego de realizar este procedimiento 4 ó 5, solté el pene ampollado y quemado.



Agarré un martillo y me acerqué a su mano izquierda. Podía percibir su miedo, su dolor, su angustia, su martirio. Eso me enloquecía. Pero esto recién empezaba. Violentamente comencé a romper los huesos de su mano con el martillo. Cada martillazo iba acompañado por un profundo grito de dolor. Ahora lloraba.




Continué, ahora con su mano derecha....Fracturé con placer cada una de sus falanges.....Luego desaté sus muñecas....no podía mover sus manos, reducidas a pequeños fragmentos óseos cubiertos por piel.



Miré otra vez su pene y esta vez la tentación fue muy fuerte. No pude aguantar mas y comencé a chuparselo. El sabor de aquella piel peneana quemada era increible, nunca había probado otra cosa así. Me encantó. Estuve así unos minutos hasta que me detuve para seguir con el plan. No desviarme demasiado. Tomé una paloma muerta y se la coloqué en su ano. Después, tomé una pinza de metal y con ella se fracturé el tabique de la nariz, desencadenando una hermosa caratara de sangre que caía por aquellos labios tan masculinos. Comencé a besarlo....Tenía que probar esa sangre! Le comí con violencia y con pasió aquellos labios ensangretados. Se resistía, pero estaba muy bien atado.



Tomé un frasco, lo destapé y vertí el liquido amarillo sobre su pecho. Lo esparcí con mis manos. El olor que tenía era muy desagradable. Le expliqué con paciencia y amor que aquello era orina que me había suministrado un trabesti amigo mio que me atendía todos los viernes a la noche. Luego me acosté encima de él, sobre aquella superficie lubricada.....Mi pecho ahora tambien estaba mojado por la orina...Lo besé otra vez, pero esta vez una rato largo....la sangre de sus labios todavía estaba fresca, aunque ya no brotaba sangre de su nariz. Descubré, con mucho placer, que a el le estaba gustando. Me estaba volviendo loco. Froté mi pija con su pene todo quemado y podrido...Era hermoso. Me levanté, enojado y retirando la paloma de su ano, comencé a penetrarlo violentamente. Acabé a los 5 minutos......Estaba muy excitado..






Me senté arriba de él con un cuchillo de cocina. Realicé un profundo corte en una de mis venas. La sangre empezó a correr...el dolor era inaguantable. Me estaba uniendo con su dolor. Pese al dolor, y con mucho esfuerzo, esparcí mi sangre por su cuellos, sus labio y parte de su pecho que con la orina se había creado un líquido delicioso. Me acosté encima de él, lo abracé y me quedé esperando a la muerte mientras sangraba.





Al cabo de unos minutos fallecí. Él quedó ahi tirado, con mi cadaver encima. No podía desatarse, no podía moverse...estaba condenado a quedarse abajo de mi cagaver hasta que muriera......A los 4 días llegó el tan esperado final para el.

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