jueves, 15 de julio de 2010

Estaba todo podrido.

Estaba sacadísimo sentado en el banco de una plaza bien negra esperando que todo se caiga. Acababa de recordar aquella experiencia sexual con algo podrido. En realidad no fue sexo; fue algo mejor que eso. Fue horrible, pero a la vez muy placentero. Aquella vez había establecido contacto con una mujer hermosa con pronunciadas malformaciones que me produjo una intensa y vasta eyaculación. Voy a contarles como fue. Espero que mientras lo lean se saquen lar opita y de masturben. Si lo hacen delante de un pan dulce (o en su defecto un budín marmolado), mucho mejor.

Ocurrió a finales de 2008. Siempre había fantaseado con masturbarme en el cine mientras veía una película de terror. Un viernes a la noche, a las 2:15 de la mañana habia llegado al cine para ver el juego del miedo V, una película muy pornográfica (al menos para mi). Saque la entrada y corri desesperadamente hacia la sala mientras me desabrochaba el pantalón. Me senté en una butaca del medio y saque mi pene, que estaba furioso y exigía una frotada a la velocidad de la luz. Comencé a gemir de rabia para que la película comience, estaba fuera de control


Comenzó la película y comencé a pajearme como no lo había hecho nunca antes. Mis piernas temblaban, de mi boca salían gemidos guturales y mis dos manos subían y bajaban a una velocidad increíble. En ese momento de éxtasis fue cuando ocurrió algo inesperado que cambió por completo el rumbo de los próximos acontecimientos

Una mujer, una hermosísima mujer se había sentado al lado mío. Comenzó a mirarme el pene. No me quitaba los ojos de encima. Yo no podía parar, estaba poseído. Ahora todo mi cuerpo temblaba, pero su presencia hizo que por alguna extraña y desconocida causa dejara de gemir como un chancho. La miré de reojo y era bellísima. Acercó a mi oreja izquierda sus labios hermosos (que imaginé llenos de semen) y me dijo “te voy a cagar a latigazos hijo de puta”. La violencia con que pronunció estas palabras me puso loco, me alteró. Le grite, cebadísimo “dame mas, dame mas, DAME MAS PUTA DE MIERDA

“Que una rata con hepatitis de chupe el orto, puto de mierda”, “que las cucarachas te pudran la pija”, “cortate toda el pito loquito de mierda y la concha de tu hermana” fueron algunas de las frases que ella continuó diciéndome al oído con su voz dulce y caliente. En un momento ella me arrebato el pene y comenzó a frotarlo con violencia, con mas violencia que yo. Yo no aguantaba mas, estaba por eyacular. Ella comenzó a gemir tan fuerte que sus gritos eran mas fuertes que el sonido de la película. Entre gemido y gemido me exclamaba frases como “llename de leche pendejo hijo puta”. En un determinado instante de aquella locura, me soltó la poronga y saco un frasco de una mochila que estaba en la butaca contigua.
Lo abrió y un olor horrible comenzó a proliferar. Dejo volcar el liquido, de color amarillento, sobre mi pene. Era gelatinoso, frio, pegajoso. Luego de aquella asquerosa lubricación comenzó a chuparmela. Era hermoso. Ella gemia mas no poder mientras todo mi pene se adentraba en su boca.

La agarre de los brazos y le desabroché violentamente la camisa, le arranque el corpiño mientras ella se reía de una forma macabra y malvada. Cuando vi sus pecho quedé shockeado. Eran verdes, llenos de cortes y cicatrices, con restos del líquido que me había colocado en mis genitales. Algo similar a la figura (es tan solo una recreación):

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Eran tan horribles que me excite aun mas. Agarré esas tetas deformadas y se las chupé, las mordí, las bese, las lamí, mientras la chica grataba y gemia como loca. No dejaba de gritar. Me pedía mas. Repentinamente ella me empujó y con sus tetas feas, desgastadas y heridas comenzó a estrangular mi pija cubierta por el asqueroso liquido amarillo. Sus pechos subían y bajaban continuamente, apretándolo cada vez mas. Hasta que no aguante mas y eyaculé sobre sus hermosos labio. Eyaculé mucha cantidad de semen, cubriendo gran parte de su pera. Luego de eso me dio un beso que nunca olvidaré. Fue un beso totalmente perverso.
Cuando termino de comerme la boca, nos quedamos abrazados hasta que me dormi. Cuando me desperté (habia dormido solo 15 minutos) ella ya ni estaba. Mi pija todavía estaba afuera del jean y aún tenía restos de aquella sustancia que con tanto amor habia colocado. Nunca mas la volví a ver.

Bueno, eso fue todo. Fue una experiencia inolvidable. Nunca me enamoré tanto de una mujer. Espero algún día encontrarla

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